El informe de la alta comisionada para los derechos humanos Michelle Bacheletha vuelto a poner de manifiesto la manipuladora doble moral de la misma ONU que critica a unos y calla los actos de otros. Debo ser incisivo en la lógica en la que se mueve la ONU por cuanto sus acciones siempre obedecen a un cálculo político que les permite tener una imagen de imparcialidad, cuando es ésa la razón por la que se desacreditan por sí solos.
Y ésta crítica hacia la ONU en todo caso debería ser desde mi posición personal, motivo de un manejo también calculador de parte mía por cuanto la alta comisionada para los derechos humanos Michelle Bachelet ha expresado su preocupación por la persecución política en Bolivia, señalando: “El procesamiento de ex funcionarios de gobierno y personas relacionadas con la administración anterior son motivo de preocupación”. Pero recalco deben ser los principios y no el cálculo de ningún naturaleza lo que guíe cualquier crítica.
Es en ese sentido que a través de la Jife (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes), la ONU ha lanzado sus dardos contra la revolución bolivariana señalando que: “Hay indicios de que en la república Bolivariana de Venezuela los grupos delictivos han logrado infiltrarse en las fuerzas de seguridad gubernamentales y han creado una red informal conocida como el cártel de los Soles para facilitar la entrada y salida de drogas ilegales”, a través de su informe anual difundido este jueves en Viena.
Bien podríamos conformarnos consintiendo que la JIFE está cumpliendo con su trabajo; y bien que lo haga pero ése trabajo debería también referirse a hechos en los que el autoproclamado y presidente encargado Juan Guaidó está envuelto con actividades de narcotráfico y paramlitarismo. Es cierto que el secretario general de la ONU Antonio Guterres, como señala el portavoz de esa organización Sthepane Dujarric: “los estados de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), y del Consejo (CSNU), reconocen a Nicolás Maduro como presidente legítimo y constitucional de Venezuela”; no menos cierto es que también la inobjetable influencia que juega los EE.UU., sobre dicha organización, al extremo que tal cual es el mismo calculador y cambiante carácter de la organización que hasta ahora no ha fijado una posición respecto a los niveles de indisimulada injerencia que ha estado ejerciendo contra la soberanía venezolana. Es en ese sentido -y bien que lo haga- que así como la ONU está empeñada en investigar el nivel de infiltración del cártel de los Soles en el Ejército bolivariano, que también se tome la molestia de hacerlo con los nexos de Guaidó con el narcoparamilitar Jonathan Zambrano García, alias “patrón pobre”, encargado de homicidios, secuestros, extorsiones y actividades vinculadas al narcotráfico con quien aparece fotografiándose. Así mismo aparece también en otra foto con Argenis Vaca, alias “vaquita”, encargado de la finanzas y de actividades, como secuestro extorsión y narcotráfico. Otro miembro de la banda paramilitar es John Jairo Durán Andrade alias “menor”, o Albeiro Lobo Quintero quienes fueron detenidos por el gobierno colombiano acusados por los delitos de: Porte ilegal de armas y Concierto para delinquir.
La alianza de Guaidó con estas bandas delictivas fue denunciada por el dirigente de la fundación Progresar: Wilfredo cañizares y expuestas por el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente Diosdado Cabello. Vale decir que a estas alturas la ONU está por demás enterada, y así como tiene esa doble moral de señalar los nexos del cártel de los Soles con algunos miembros de las FF.AA., también debería medir con la misma vara a Guaidó, quien aunque pírrica e patéticamente se asume como “presidente encargado”, debería investigar los rastros que tiene con los Rastrojos.